Encierro Cuéllar
26/8/12. Suelta, encierro campero y por las calles
Que frío hace a las 7:15 de la mañana en los corrales del
río Cega, 7ºC marcaba el termómetro del coche cuando llegamos. Y que bien viene
ese caldito que dan. Novillos de Peñajara, con cara pero pequeños para Cuéllar.
Momentos entrañables los que se viven el último domingo de agosto en Cuéllar a
estas horas. Es el día con diferencia que más gente hay en los corrales del río
Cega.
Hicimos alguna foto en el interior de los corrales, ya se veían
dos novillos poco amigables, uno colorado y otro negro, cada uno en una esquina
del grupo y mirando todo lo que se movía, los otros cuatro más recogidos por
los mansos.
A las 8:00 se abrían las puertas y salían como es costumbre
los mansos por delante un poco dubitativos. El toro negro del que hablábamos
tomaba la delantera y se iba hacia la izquierda, hacia los árboles, por suerte
pudieron conducirle y no hubo que lamentar incidencias. Al colorado también se
le veía que quería guerra, sacaba bastante la cara.
Nos vamos rápidos a esperarles en el paso por la carretera
de Cantalejo. “Cuanto tardan” es lo que más se oía. Las nueve de la mañana y no
habían pasado, uno de los caballistas se para delante de los micrófonos de La sexta noticias y cuenta el desaguisado
que esta ocurriendo. Los dos toros que daban muestras en los corrales, querían
guerra en el pinar, arremetieron a varios coches de la organización. A uno de
los caballos tuvieron que sacrificarlo debido a las cornadas sufridas.
Mientras intentan devolver al grupo a los dos toros
escapados con tres mansos, tienen a los otros 4 novillos junto con los bueyes
esperando en un claro en el pinar. En la larga espera podemos destacar las
palabras de un gran aficionado hacia esos caballistas que van al encierro de
Cuéllar a pasear con su caballo y la carrera de una liebre que nos saco la
sonrisa a casi todos.
Cerca de las 10:00 de la mañana deciden seguir con el
encierro con los cuatro novillos que tienen en el claro, a la altura de las
máquinas se les escapa uno y se mete en el río, haciendo inútiles todos los
esfuerzos por intentar sacarle dada la cantidad de maleza que hay en el río.
Por fin aparecen cientos de caballos con tres de los seis
novillos que han salido y seis mansos. Pasan a la carrera por delante nuestro,
dos novillos juntos (uno parece la sombra del otro), el otro solo, más a la
derecha, por detrás los cabestros y cruzan la carretera de Cantalejo.
Subiendo por el sembrado los paran un poco, que vayan
andando, los dos que iban juntos se van a la derecha, hacia un cultivo (creo
que de girasoles), llamando la atención de su hermano que se va con ellos. Otra
vez que no son capaces de controlarlos, meten a los cabestros a sacarlos.
Cuando los sacan el burraco se da la vuelta dirigiéndose a la carretera y a
toda la gente que allí se encuentra. Gracias a la gran destreza de los jinetes
y caballos consiguen recortarlo en varias ocasiones impidiendo que llegue al
asfalto y se dirigiese al pueblo por otro sitio que no se le espera.
Se decide no meter a estos novillos en el recorrido urbano y
hacer otro con los novillos correspondientes a la novillada picada del martes.
Cargaron los novillos en un camión desde los corrales de la
plaza de toros y los soltaron de uno en uno desde el camión. El recorrido urbano
pasó así a ser una suelta de reses por las calles. De uno en uno subían por la
cuesta las Parras, se les recortaba, chaqueteaba, costaba conducirlos por los
corredores que querían correr. En los Paseos arremetieron bastante al vallado.
En fin un encierro que esperemos tomen buena nota las
autoridades y que sepan rectificar. A nuestro entender se cometieron varios
errores que lo decimos a modo de crítica constructiva y en ningún momento la
intención es ofender o descalificar, por el contrario, estas líneas tienen como
intención emitir una opinión como dignos amantes del encierro que somos. En pro
de que un festejo popular con semejante trayectoria no decaiga, no decepcione
expectativas de generaciones futuras, que siga siendo Cuéllar un espejo en el
que mirarse para hacer encierros a caballo. De ahí que,
No se debería traer ganado bravo a un
encierro a caballo que no han visto nunca un cabestro, caballo o algo parecido,
ya que el movimiento de los toros de Peñajara en el campo se hace con
tractores.
Si se decide hacer un encierro urbano que
no tenga nada que ver con el campero hay que estar más organizados. Se necesita
un corral de suelta en el embudo, con cabestros.
Para avisar que están llegando al recorrido
urbano tirar un cohete. Había niños cruzando instantes antes de que llegasen
los dos cabestros.
Por otro lado queremos alabar a los responsables del encierro
campero, ya que intentaron en todo momento meter el mayor número de reses a las
calles de Cuéllar. A la organización por intentar agradar al numeroso público
asistente haciendo un encierro por las calles, esto se volvió en su contra y se
les ha criticado duramente.
No somos dueños de la razón, pero, a nuestro modo de ver las cosas estos son los aspectos mejorables que se pueden aplicar para evitar estas desviaciones en defecto.
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