ENCIERRO COLMENAR OREJA 3/5/13
Tres toros de uno en uno se
soltaron en la fresca mañana del viernes en Colmenar de Oreja. Como es
habitual, los mansos fueron por delante y luego los toros. El primero de ellos
bajó hasta la plaza rápidamente.
El recorrido de Colmenar tiene
varios tramos, el primero de ellos es el corral de suelta en el Callejón Pozo
de la Nueva, en esta calle estrecha es habitual que no haya corredores. Después
viene la Calle Concepción y la C/ Maria Teresa Freire, en las que los mozos
intentan que el toro se de la vuelta, alargando de esta manera el encierro. Luego
viene una bajada por la Calle Tomás Torresano, calle estrechita, con casas en
ambos lados, tramo en el que esperan los corredores para conducir a los toros
hasta la plaza. Al llegar a la calle Empedrada se gira a la derecha por una
calle que se va estrechando y que como dice el nombre es empedrada. Y por
último se gira a la izquierda, ya en una zona de losa, para entrar en la plaza
por una puerta muy estrecha y con la particularidad que tiene escalones. En definitiva,
el recorrido de Colmenar tiene su encanto. Es uno de esos encierros que hay que
visitar una vez en la vida. A esto hay que añadir lo toristas que son, los
astados que se corren por las calles de Colmenar suelen ser grandes y bonitos.
Al segundo, un toro castaño, se le dio
varias veces la vuelta en la C/ Maria Teresa Freire. El cuatreño se empleó a
fondo a los cites que le hacían, sin acusar el asfalto. Se necesitó que
volviesen los mansos para que el toro fijase la mirada en estos y los siguiera,
primeramente a paso lento y poco a poco incrementando la velocidad, viendo
alguna carrera bonita en la C/Empedrada.
El último toro de la mañana, fue el
más grande, un señor toro. Metía la cara cuando le mostraban la chaqueta, pero
no se dio la vuelta. Los cabestros fueron en la primera parte por delante,
incluso se pararon al ver que no venía el toro. Curioso ver como un corredor “espantaba”
a los mansos a base de palmadas para que cogiesen velocidad. Fue a un trote muy
lento hasta la plaza, emplazándose y no queriendo entrar en chiqueros. Impresionante
la estampa del cuatreño. Casi siempre con la cara levantada imponía más.
A continuación se soltaron de uno
en uno en la plaza los tres toros, siguiendo el orden del encierro.
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