ENCIERRO Y CAPEA ALDEA DEL FRESNO 29/6/13
Los encierros en Aldea del Fresno
empiezan a las nueve de la mañana y recorren las calles Navayuncosa, Álamos y
Doctor Zumel, para entrar en la plaza de toros portátil en una peligrosa curva
a izquierdas, en bajada, con cambio de asfalto a tierra en plena curva y además
con un fuerte estrechamiento.
La primera parte del recorrido no
tiene vallado, salvo en las calles Pasaje de Navayuncosa y Santa Marta en las
que se colocan unos barrotes verticales, muchos lugareños ven pasar a los toros
por aquí y luego van corriendo a la calle Dr. Zumel para verlos pasar
nuevamente. Después hay una calle en la que hay pared en el lado izquierdo y
barrotes en el derecho, para que en la última recta de la “U” haya barrotes en
ambos lados.
La tradición dice que se sueltan de
uno en uno desde el camión, aunque últimamente se sueltan primeramente en un
pequeño corral junto a este.
Los primeros en hacer el recorrido
con un trote suave y en sentido inverso desde la plaza fueron los tres bueyes.
El primero en soltarse fue un
utrero de la ganadería de Pablo Mayoral, que tiene su finca principal en
Serrejón (Cáceres), aunque posee ganado en la cercana de El Escorial de donde
proceden estos novillos. De procedencia Santa Coloma-Veragua. Este primer
novillo herrado con el número 86 en los costillares hizo el recorrido escoltado
en todo momento por el cabestro más ligero. De color negro meano, corrió las
calles de manera pausada, permitiendo buenas carreras de varios mozos,
principalmente en la calle Álamo.
La segunda carrera, también otro
utrero de Pablo Mayoral la hizo a mucha velocidad el novillo, muy por delante
de los mansos. El tercero, iba rápido, pero en la C/ Doctor Zumel se paró y dio
la vuelta, provocado por las numerosas llamadas de los ESPECTADORES desde los
barrotes y por uno que desde el recorrido giró al animal, provocando momentos
de peligro, por suerte los mansos iban muy cerca y pudieron recogerle para
conducirle hasta la plaza. Poco más se dejaron hacer estos dos a los que había
que guardar las distancias. Pedimos que los espectadores sean eso,
espectadores, que se limiten a ver a mozos y toros, pero que no llamen a los
animales desde los barrotes, porque pueden provocar la embestida del animal, pudiendo
este romperse algún pitón y lastimarse o sacarle de la carrera natural que
lleva en ese momento pudiéndoselo echar encima a alguno de los que están dentro
del recorrido. Ni que decir tiene el riesgo que entraña el darles la vuelta. Y más
cuando van a ser los novillos de la corrida. Luego esos mismos son los que se
quejan por las tardes.
Los tres siguientes eran de la
ganadería de Cabrero y González de Cebreros de encaste Juan Pedro Domecq. El primero
de ellos llegaba con fuerza a las curvas, arremetiendo con ellos al pasarse de
frenada, era visto y no visto, tan solo podía seguirle un cabestro, los otros
dos meras comparsas durante todo el encierro.
Los dos últimos eran colorados,
viniendo algo más despacio que los anteriores, y haciendo carreras limpias sin
malos gestos, lo que propiciaba buenas carreras dando distancias.
Por último se soltaron dos
vaquillas eralas en la plaza de toros para el disfrute de todos. Al ser
pequeñas muchos perdieron el miedo y el respeto, llevándose algún que otro
revolcón, que si no hubo más fue porque estaban muy justas de fuerzas.
Por cierto como nos gusta ver cada día a más aficionados con nuestros polos por toda la geografía española.
Fotos realizadas por Choncho y Gurú.
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