ALDEIA DO BISPO 2/3/14
Al igual que sucede en Ciudad
Rodrigo, en Aldeia do Bispo celebran el carnaval con toros. En esta pequeña
población limítrofe con España de de apenas 400 vecinos, viven el toro de una
manera intensa y diferente a la nuestra.
El domingo de carnaval corren los toros por las calles, todos juntos en manada,
aunque sin mansos, el encierro a caballo de la cercana Ciudad Rodrigo resta
importancia a este acto. Por la tarde se sueltan de uno en uno por las calles,
celebrando la capea arraiana. El martes de carnaval también hay toros. Aunque el
día grande es el segundo lunes de agosto. Ese día traen los toros con caballos
desde el campo, haciendo espectaculares entradas en el pueblo.
En esta ocasión los toros de
alquiler eran de la ganadería de D. José Manuel Duarte (Fininho), que aunque
eran algo reacios a entrar al forcón, cuando lo hacían iban con ganas. Lo más
peculiar es ver como arremeten los toros en el forcón. Este es un instrumento
de madera, en forma de triángulo, con dos travesaños paralelos que permite
frenar la embestida del toro con el aguante humano. Los flancos están
reforzados por unas horquillas para proteger a los mozos que allí se
encuentran, ya que es la zona más peligrosa. El centro también esta reforzado
por otra horquilla para frenar el primer embroque del animal. Esta horquilla
central además de reforzar el frocón, sirve para guiar y hacer de timón para
evitar que el toro se cuele por debajo o bordee y ataque el flanco. Al mando
del timón se pone la persona de más experiencia que dirige al resto de hombres,
subiendo, bajando o girando el forcón. Una vez más vimos como los españoles más
atrevidos entraban a formar parte de este ritual después de la invitación de
los del pueblo.
Mucha gente en las calles, dos
autobuses se acercaron a ver la capea. Aunque la fina lluvia y el partido entre
Atlético de Madrid y Real Madrid hizo que muchos se refugiasen en el único bar
abierto. Se vio como se rodaban los toros, los coleaban, incluso unos valientes
jugaban a las cartas (con una baraja de mujeres de poca ropa) en el centro de
la calle. Cuando llegaba el toro salían todos corriendo, ganando el que más
tiempo permanecía sentado. Finalmente el toro se empleó con dureza en la mesa
rompiéndola por varios sitios y fastidiando el entretenimiento de los mozos. Bello
pueblo de calles empedradas, con gentes sencillas, siendo ellos mismos los
encargados de fabricar anualmente el forcón, montar y desmontar el vallado,
incluso de encargarse de alquilar los toros para celebrar su capeas en
carnavales.
Fotos realizadas por Burraco
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