SAN MARCOS EN BEAS DE SEGURA 25/4/15
Hablar de Beas de Segura es
hablar de la fiesta de San Marcos, en la que se sueltan mayor número de toros
bravos en un solo día. Este 2.015 la cifra ha rondado en unas 80 reses, entre
toros, novillos y vacas. Diferentes ganaderías, variedad de pelajes, hechuras,
comportamientos, añadas. Una fiesta al toro y al taurino. Esta tradición se
remonta a varios siglos atrás, no hay constancia escrita, la primera aparece en
1.575, en el libro mandado escribir por Felipe II de Historia y relación de la
Villa de Beas. En él, dice: "Ansí mismo hay voto en esta villa, día de
señor San Marcos, que no se matan ningunas carnes ni se pesan, ni abren las
carnicerías de esta villa. Lo cual se prometió en voto en años pasados, por
grandes infortunios e plagas de la langosta. No se sabe el tiempo que ha que se
prometió el voto, más que de tiempo inmemorial a esta parte se tiene y guarda”.
Este parece el origen más
probable, ya que en 1.449 hubo una plaga de langosta que asoló casi toda la
provincia de Jaén. En Baeza se prometió hacer un voto de procesión y ofrecer un
toro a la iglesia para conseguir limosna para los pobres el día de San Marcos,
pronto los pueblos aledaños siguieron con esta tradición. Otros cuentan que
hubo una epidemia que mató casi todos los animales, equinos, vacas y toros, parando
las muertes el día de San Marcos. Así que se atribuye a San Marcos dicho
milagro. La tradición oral lo relaciona
a Santa Teresa de Jesús, en su presencia en Beas. Dicen que uno de los toros
que arrastraba una de las piedras de la construcción del convento rompió el
yugo escapándose y llegando al pueblo. El pánico de la gente hizo que el toro se
embraveciera, hasta que apareció la Santa, que colocando la mano en la testuz
calmara al animal, conduciéndolo de nuevo a la yunta de trabajo con una fina
cuerda. Este hecho es en 1.575.
La costumbre en Beas era llevar
a los bueyes y toros que se usaban en el campo el día del patrón hasta el
pueblo con la luz del alba, una vez allí engalanarlos en las puertas de las
casas y correrlos con una cuerda de unos 20 metros por las calles. Al finalizar
el día, se quitaban los mantos, frontiles y cascabeles y regresaban a los
cortijos, muchas de las veces los animales solos por el mismo camino de ida. Con
la entrada del tractor para realizar las labores de campo, hace que se vayan
perdiendo estos toros de media casta y se tenga que acudir a las ganaderías de
toros bravos. Aún así había familias que mantenían esta tradición, quedándose
con las reses más bravas de un año para otro, domándolas a la vieja usanza. Se ha
perdido la imagen de la entrada de los yugos al pueblo, ahora se hacen con
camiones.
En 1.993, con la nueva normativa
que obliga al sacrificio de todas las reses utilizadas en espectáculos taurinos
al término de los mismos, hace inviable que se puedan usar los mismos toros de una
año a otro, si bien y como bien reza el artículo 7 de los estatutos de la
Asociación de San Marcos, se quiere recuperar esta tradición: " b)
Defender el reconocimiento y promoción de la suelta de reses de lidia, vacas y
toros, domados a la antigua usanza y que han sido el origen y pilar indiscutido
de nuestra actual fiesta, hasta conseguir que la legislación taurina reconozca
esta modalidad tradicional de festejo taurino y autorice unas condiciones
específicas, distintas a las actuales, en que dichas reses puedan ser corridas
por las calles." De momento ya han conseguido que sean declaradas en 2.000
Fiestas de Interés Turístico de Andalucía y desde el 6 de octubre de 2.011 el
ayuntamiento lucha por que sean reconocidas como Patrimonio Cultural
Inmaterial.
En la actualidad las fiestas
empiezan la tarde del 22 de abril. El 23 se celebra el San Marcos Chico, en el
que se corren vacas mamonas y novillos añojos para que los más jóvenes guíen a
los animales, manteniendo de esta manera que se siga con la tradición.
El 24 por la mañana los mozos
del pueblo van a las distintas ganaderías a por los toros, para colocar las
sogas de 20 metros en la testuz de los animales y embarcarlos en los camiones. A
primera hora de la tarde, a las 15:30 son desencajonados uno a uno en la plaza,
donde son observados, corridos, recortados, quebrados y rodados, llevándolos a
los cajones donde pasarán la noche.
A las 6:00 de la mañana del 25
de abril, la banda de música municipal hace la diana y pasacalles, junto con
alguna charanga. Y con la primera luz del alba, dependiendo del año puede ser a
las 7:00 o 7:30, empieza la suelta de los toros. Los toros son soltados de uno
en uno, desde los cajones o portales. Se les deja un par de minutos que pierdan
ese brío inicial y se procede al cascado. A los toros se les casca en las rejas
de las ventanas, en los bidones que hay en el recorrido, en las argollas o en
los pilones que hay para dicho fin. Lo más habitual y cómodo es que se haga en
los pilones, aunque los más conservadores lo siguen haciendo en las ventanas y
argollas de la pared.
Se introduce la soga por uno de
los agujeros y se va tirando poco a poco para aproximar a la res. Cuando esta a
escasos centímetros los mozos se tiran a las astas, y rabo para inmovilizar y
conducir en línea recta al pilón. Poco a poco se van lanzando jóvenes a los
lomos del toro, para que no se mueva y así no se estrese. Con el toro medio
inmóvil se va poniendo el manto y el collar con las campanillas, dando cuerda
inmediatamente que se ha pasado la hebilla del collar o aparejo. La res ya
engalanada es conducida por las calles del pueblo que están acondicionadas para
tal fin, y pasados unos minutos son encerradas en sus chiqueros nuevamente.
Dado el gran número de peñas que
compran toros, y los toros que compra la hermandad, es normal que haya una
veintena constantemente por las calles. El único rato del día que no hay es
desde las 10 de la mañana, que se para, para la misa y procesión, reanudándose
al término de la misma. No se para ni a comer, produciéndose otra desencajonada
a las 13:30 horas. Durante todo el día están los toros por las calles, dándoles
el descanso oportuno. A última hora del día los toros están acostumbrados a
recorrer las calles, viéndose carreras muy bonitas de los mozos delante de los
astados. Los toros se van hermanando, juntándose varios toros en la misma
calle, corriendo casi al unísono. Muy diferente actitud a la de primera hora de
la mañana en la que los toros se pelean buscando al rey. Esto es normal, ya que
hay toros de muchas ganaderías que no se han visto nunca, y muchos de ellos son
los dominadores de su camada en "su casa" y quieren serlo con los
nuevos "hermanos". Algunas de las veces se lastiman, siendo una gran
tristeza para los sanmarqueros, pues aman al toro, e intentan con las cuerdas
que estas peleas no se produzcan, pero es tal la fuerza de este animal, que ni
medio centenar de hombres tirando de la cuerda puede para la embestida de este
animal.
A partir de las 19:30 se empieza
a quitar los aparejos y mantos a los toros, volviéndolos a guardar en sus
chiqueros, esperando la hora de llevarlos al matadero. Es una pena que algunos
de estos toros no puedan ser "indultados", puesto que por casta,
hechuras y clase lo merecen.
La jornada contó con varias
cogidas, casi todas producidas por descuidos, que hicieron que se parase el
festejo en varias ocasiones por encontrarse el quirófano ocupado o que las
cuatro ambulancias estaban de camino al hospital.
Muchísima gente proveniente de toda
España se ha dado cita un año más en esta bella localidad. Muchos rostros
conocidos, buenos aficionados, magníficos corredores y recortadores.
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