ENCIERRO ARGANDA DEL REY 10/9/13
Arganda es uno de los municipios con más solera taurina de la Comunidad. El elenco de recortadores de esta localidad es incontable, tienen un estilo propio, y las localidades limítrofes han desarrollado el mismo instinto. El encierro en Arganda es único, tiene mucha tradición, tiene dos recorridos, tres días se celebran por abajo y dos por arriba. El originario, el mítico y auténtico es el de abajo, en él se encuentra la calle del miedo.
Tiene dos partes diferenciadas, la primera en la Av. del Ejército, con barrotes verticales a ambos lados, donde se cita y recorta a los toros, sobre todo a los de capea, a los de las novilladas se les intenta respetar algo más. Y la segunda la Calle San Juan, una larga recta en subida, sin vallado, únicamente con alguna que otra ventana y algún barrote en los cruces de calles. La calle según va ascendiendo se va estrechando, siendo mítico el tramo final, junto al muro de la iglesia, donde los novillos van a muchísima velocidad y no hay ningún resquicio en caso de hacer algo de hilo los animales. Por esta zona se llama a la calle la calle del miedo. Los encierros se desarrollan entre semana, y gracias, ya que siendo así las calles tienen mucha gente, si fuese en fin de semana… si a la estrechez de la calle, unimos la velocidad de los toros, los magníficos corredores de la zona y alrededores que corren y se pegan por coger posición, el trapío de los toros, la pared recta y alta de la iglesia, la pendiente, las aceras a la misma altura que la calle, es decir sin bordillo, si a todo esto se une la tradición de chillar las mujeres cuando llegan los toros, los nuevos no se sienten a gusto y es raro que hagan una buena carrera por primera vez. Es una sensación única. La entrada a la plaza es en ligera bajada, con barrotes verticales en ambos lados, al igual que todo el perímetro de la plaza que también es de barrotes.
Un resumen de encierro típico en esta zona suele ser que los toros salen rápidos, barriendo por los barrotes de los dos márgenes, por delante de los mansos, que al empezar a subir por la Calle San Juan al no tener espectadores que citen en los laterales y ver claridad, aprietan más, llegando a la zona de la iglesia rapidísimos, siendo habitual en esta zona las caídas. Los corredores quieren agradar en su pueblo y se suelen arrimar más de lo permitido, produciéndose cogidas, algunas de ellas de gravedad con excesiva normalidad. Hay muchos excelentes corredores y recortadores queriendo agradar, por lo que la lucha es fratricida en muy pocos metros.
El otro recorrido no tiene nada que ver, es en bajada, por la calle Real, calle ancha, con árboles en el medio que sirven de resguardo en caso de un apuro.
El primer encierro de 2.013 en la localidad madrileña de Arganda, era con novillos de Fernando Peña Catalán. La ganadería toledana tiene procedencia de Torrestrella, Carlos Núñez y Luis Algarra. Novillos muy bien presentados, casi perfectos.
Los novillos subieron bastante más templados que de costumbre, por delante de los cuatro mansos. Cuatro negros, un colorado y un burraco cerrando. Preciosas las carreras en el tramo final. Se respira el encierro puro, la esencia del encierro, la peligrosidad, el riesgo, la emoción, la tensión, y a la vez la nobleza del toro que por lo general no busca, no baja la cabeza ante un corredor caído…
Entraron muy hermanados a la plaza, yendo directos a los toriles, casi de memoria.
A continuación soltaron 2 toros de capea en el encierro junto a los cuatro mansos, rompieron los esquemas, puesto que suelen ir muy sueltos por la calle, pues subieron rápidos, por delante de los mansos el primero y el otro junto a ellos, eso significa que en la zona baja no los consiguieron parar pese a intentarlo. Preciosa la estampa de los toros, tremendas cornamentas. Magníficos ejemplares, sobre todo el primero, que al llegar al patio de la iglesia resbaló y fue contra los barrotes de ese lado, hasta que llegaron los mansos junto al otro toro. A partir de aquí fueron muy templaditos hasta la plaza. En Arganda se rinde culto al toro.
Posteriormente hubo otro encierro, esta vez más habitual de Arganda con los de capea. Por delante subía uno de los toros, suelto, por detrás de los cabestros, el más feo de cuerna de todos. Poco después pero muy lentamente iba el cuarto, con pequeñas arrancadas, mirando mucho, muy castigado de los quiebros y rodadas de la zona baja. Hizo casi toda la subida andando, entrando desfondado a la plaza.
A continuación se soltaron dos toros en la capea de la plaza.
Fotos realizadas by Gurú
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