ENCIERRO CUÉLLAR 26/8/13
Para ir a Cuéllar hay que madrugar,
no nos vale con ir al encierro por las calles, ni tampoco ver la entrada del
embudo, ni tan siquiera verles cruzar por la carretera de Cantalejo, tenemos
que ver como salen de los corrales del Río Cega, así que allí estamos a las
7:00 de la mañana preparados.
Hablar de Cuéllar es hablar de
tradición, de los orígenes del encierro, muchos son los pueblos que quieren
desbancar a la ciudad segoviana como los encierros más antiguos de España, el
tema no está en cuáles son los más antiguos, seguramente existieran encierros
anteriores, lo que hay que intentar es guardar la esencia. En Cuéllar se viven
varios momentos mágicos, la suelta desde los corrales sólo comparable con la
suelta de La Seca, la bajada desde el Cerro de toda la manada camino del embudo
para entrar en las calles, y la cuesta de las Parras, donde se mezcla veteranía
con juventud.
Últimamente el encierro por el
campo congrega a demasiados caballos, no es vistoso, parece una marcha cicloturista,
digo caballoturista, se ven pasar 15 minutos de caballos, y al fin entre la
polvareda que van dejando estos aparecen los que verdaderamente guían a los
toros, a los toros se les intuye que van ahí, porque si empezamos a sumar nos
salen 12 mansos.
El encierro comenzó a las 8:00 de
la mañana con seis toros extremeños de Luis Terrón, procedencia Murube y doce
mansos. Como es costumbre los más valientes esperaron a que se abriesen las
puertas para gritar a los toros, y estos después de unos segundos de duda
salieron. Pero no salieron todos, se quedó rezagado uno de los toros, que
cuando salió se fue directo a por los espectadores que estaban pendientes del
resto que iban por delante, corneando gravemente a una joven segoviana hasta en
cuatro ocasiones, una en el pulmón, otra cerca del corazón, un varetazo fuerte
en el cuello, otra en la clavícula y en el muslo derecho. Desde aquí deseamos
su pronta recuperación. Por desgracia esta circunstancia es algo que está
ocurriendo más veces de lo que nos gustaría. Antes había un pequeño vallado que
el ayuntamiento decidió quitar porque atraía a mucho público.
Una vez todos los toros fuera eran
muy bien llevados por los caballistas, aunque tres de los toros plantaron cara
y tuvieron que ser reconducidos varias veces a la manada. El paso por las
máquinas ha sido con la torada completa, cruzando la carretera de Cantalejo muy
compactos y tranquilos. En el trayecto desde la carretera, el paso por debajo
del tren y el descansadero varias han sido las veces que los toros han querido
salir pero el buen hacer del director del encierro lo ha impedido.
La bajada del embudo ha sido lenta,
lástima que haya tantos caballos levantando polvo porque las imágenes son
preciosas. Aquí debemos decir también que deberían intentar apartar a alguno de
los mansos, porque correr los doce por las calles no es necesario.
El tramo urbano ha sido con la
manada compacta en el primer tramo, los doce mansos por delante y los seis
toros a la estela. Poco después uno de los toros a arremetido contra el vallado
izquierdo y salido suelto, al citarle un corredor ha caído al suelo, lastimándose
y complicando y alargando el final del encierro.
Por delante continuaban abriendo un
montón de mansos y los toros poco a poco se iban desgranando. La cuesta las
Parras pasaba factura a varios, cayendo incluso el quinto toro.
En la Alameda se veían seis
cabestros comandando, un toro, otros tres cabestros arropando y otro toro, es
decir, una manada de 11 astados juntos. Poco después el resto de toros y mansos
desperdigados. El tercer toro entraba poco después precediendo a un manso y el
cuarto toro se descolgaba de estos e iba rematando en el vallado hasta entrar
en la plaza mirando y buscando mucho, pero sin terminar las embestidas. El quinto
toro iba lentamente hasta la plaza, dando muchas veces la vuelta y siendo
rodado en varias ocasiones por los mozos para llevarle en el sentido de la
carrera. Por detrás el sexto toro es llevado a punta de chaqueta muy
lentamente.
carreras muy bonitas sobre todo con el tercer y cuarto toro, los dos primeros muy hermanados y escondidos entre los bueyes y los dos últimos muy justos de fuerzas que han necesitado mucha ayuda de los mozos para conducirlos hasta los corrales.
Muchísima gente, tanto en el
encierro campero como en el urbano, tanto corredores, como caballistas, como
espectadores.
Fotos realizadas by Gurú
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Toro O Nada
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